Herramientas alternativas a la llave inglesa
Mucho ha llovido desde 1892. Aquel año J. P. Johansson presentó una versión mejorada de la llave ajustable de Richard Clyburn, herramienta inventada en 1843. Dicha variante, tras ser modificada en varias ocasiones durante el siglo xx, constituye la llave inglesa actual.
Tal vez sorprenda que la llave inglesa primigenia no se ajustaba con el pulgar. Es más, ni siquiera se fijaba por medio de un tornillo sin fin, sino con la ayuda de una cuña. Además, las bocas de las primeras llaves inglesas no se hallaban dispuestas en ángulo de 15º, sino en perpendicular al mango, lo que, dicho sea de paso, entorpecía el radio de giro.
Se puede afirmar, por tanto, que la llave inglesa —tal y como hoy la conocemos— es un invento colectivo. Y, si bien el diseño de esta herramienta se encuentra bien asentado en la actualidad, no es menos cierto que aún surgen mejoras que buscan mejorar el instrumento. Hablemos, pues, de alternativas a la llave inglesa.
Dicen que nadie es profeta en su tierra. Los países de habla inglesa no llaman llave inglesa a la llave inglesa, sino adjustable spanner (en Reino Unido) o adjustable wrench (en Estados Unidos y Canadá). ¿Y no hay quien la llama llave francesa? Así es. Pero conviene aclarar que la llave francesa es, en realidad, otro tipo de herramienta ajustable. En concreto, se trata de una llave más grande, en forma de T y con doble garganta, que fue sustituida por la inglesa al ser esta última más ligera y manejable. No cabe, entonces, considerar la llave francesa una alternativa a la inglesa; antes al contrario, la inglesa sería la opción preferida sobre la francesa.
Muy distinto es el caso de la llave vasca. La llamada llave alavesa en España sí es una alternativa a la llave inglesa, pues ofrece las mismas características y añade además dos ventajas. A saber: el ajuste rápido de las bocas y una mandíbula móvil reversible, lisa por un lado y con estrías por el otro, indicadas para la sujeción de tubos y piezas cilíndricas. De modo que, salvando las distancias, la variante vasca es una herramienta que sirve como llave grifa y como llave inglesa.
Hacer más cosas sin cambiar de instrumento siempre es deseable. Por lo que llega el turno de las llaves inglesas multifunción, que sirven para poner y quitar clavos. Sin rendir como las específicas para ello (es decir, martillo y herramienta quitaclavos), dichas llaves ocupan menos espacio y son ideales para llevar, por ejemplo, en el coche o en la moto, como también en la mochila.
Construir alternativas a una herramienta que cuenta con más de dos siglos de historia no siempre persigue la conveniencia de un útil multiusos. En efecto, a veces se trata de llevar a efecto la función prevista con más eficacia. En este sentido, quizás la mejor alternativa a la llave inglesa sea la llave tenaza, que consta de doble mango, mandíbulas lisas y un mecanismo ajustable con leva giratoria. Estas partes, en conjunto, suprimen la holgura de las bocas, lo que evita reapretar el tornillo sin fin (inexistente, de hecho). Desaparece, pues, el riesgo de redondear la tuerca y se gana en rapidez.
Nadie pone en duda que la llave tenaza Knipex es una herramienta magnífica, tanto por diseño como por calidad del material. No obstante, no es para todos los bolsillos, al menos en el corto plazo. Y, por otro lado, aunque sustituya con éxito a llaves fijas y combinadas, los juegos de ambas llaves siguen presentando la delgadez como ventaja (¡y ocupar más espacio en la caja de herramientas como pega!).
Para acabar, aunque la llave tenaza sea mucho más segura que la inglesa, ¡nada como la mordaza de presión cuando se trata de aflojar un tornillo dañado! La gran ventaja de la mordaza vise grip, consiste en poder bloquear sus bocas, sin que se reduzca por ello la fuerza aplicada sobre el objeto. Y, lo que es mejor, las mandíbulas se cierran con suma firmeza, al estilo de un tornillo de banco, gracias a la acción de una palanca cuya fuerza es regulable por medio de una varilla roscada.
En suma, ¿qué llevar en la caja de herramientas? Depende, ¡cómo no!, de las preferencias de cada cual. Si el presupuesto es limitado, con las patentes ya caducadas y enterradas, la llave inglesa es la más barata. Si ocurre al revés, digna de toda caja de herramientas, además de una excelente inversión, es la llave tenaza. A medio camino se quedan la llave alavesa y la mordaza de presión, algo más versátiles. Y en todo caso, si el espacio lo permite y teniendo en cuenta la desventaja del peso, siempre es conveniente contar con juegos de llaves fijas, combinadas... o abiertas para racores hidráulicos ¡si es que ese es el uso previsto!