¿Qué diferencia hay entre cemento, hormigón y mortero?
Estamos rodeados de hormigón y cemento. Pero no son la misma cosa. Por complicar un poco más el asunto también existe el mortero.
Pero ¿en qué se diferencian los tres materiales? Grosso modo, el cemento se mezcla con agua y arena para hacer mortero; se obtiene hormigón al añadir gravilla.
Cemento
A diferencia del hormigón y el mortero, el cemento es un ingrediente. Y no un ingrediente cualquiera, sino el conglomerante más usado en el sector de la construcción. Por más señas, hay quien considera el cemento el material más usado del mundo después del agua.
El cemento se fabrica a partir de caliza y arcilla. Primero se calcina la mezcla en un horno rotatorio de cemento. Acto seguido se muele. Al polvo obtenido —llamado clínker— se le añade una pizca de yeso. El producto resultante es el cemento Portland.
El cemento Portland consiste en un polvo finísimo de color gris plata que se endurece en contacto con el agua. Se clasifica por ello entre los aglomerantes hidráulicos, distintos de los aglomerante aéreos —como la cal—, que requieren la presencia de aire para endurecer.
Mortero
El mortero es el pegamento químico que une piedras, bloques y ladrillos. Se trata de una mezcla húmeda, pastosa, con cuerpo y consistencia suficiente para absorber, en cada hilada del muro, las pequeñas diferencias de forma y tamaño que presentan las piezas. Del mortero depende la resistencia del muro, así como su impermeabilidad a la lluvia.
Para elaborar mortero, el conglomerante (por lo general, cemento Portland) se mezcla con agua y arena. Una mezcla común, muy usada para asentar bloques y ladrillos, es el mortero 3:1; esto es: tres partes de arena por cada parte de cemento.
Solo ciertas arenas son aptas para la construcción. No es apropiada, por ejemplo, la arena del desierto. Sí lo es la arena de río, procedente de excavaciones en riberas o en cuencas de ríos de las que se extrae el sedimento natural sílico-calcáreo formado a lo largo de millones de años.
Hormigón
El hormigón es el material más usado en la construcción desde finales del s. xx. Las ciudades actuales no serían posibles sin este material compuesto, también llamado concreto. Con él se construyen los cimientos de los edificios, así como su estructura, y a veces su cerramiento; bordillos, aceras y calzadas; tuberías y presas; panteones, nichos y tumbas; puentes, viaductos, dovelas de metro...
Como el mortero, el hormigón es una mezcla. Lo que lo diferencia de él es que incluye gravilla, además de sus ingredientes. Arena y gravilla (o grava) constituyen los áridos del hormigón, también llamados agregados, en síntesis: piedra natural o partida clasificada por tamaños. Por otra parte, para mejorar las propiedades del hormigón o facilitar su puesta en obra, a menudo se añaden aditivos químicos: plastificantes, hidrofugantes, aceleradores o retardantes del fraguado, etc.
Una técnica habitual para construir con hormigón consiste en vertirlo en un molde de madera o acero. Las paredes de dicho molde, o encofrado, mantienen el hormigón fresco en su lugar mientras la mezcla endurece. El concreto se compacta y se vibra para eliminar burbujas de aire. Una vez fraguado el material, el encofrado se retira. Para mejorar su resistencia a la flexión, el interior de la pieza se puede reforzar con una estructura de barras de acero corrugado o ferralla. Se habla, entonces, de hormigón armado.
Conclusión
El cemento es un polvo gris resultante de la molienda de una mezcla de arcilla y caliza calcinadas. Se denomina cemento blanco cuando la tonalidad de gris es más pálida, casi blanca.
Al mezclar cemento con agua y arena, se obtiene mortero, mezcla usada para asentar ladrillos o enfoscar muros (es decir, recubrirlos de argamasa). Se mezcla cemento con áridos de diferente granulometría para producir hormigón, material de construcción resistente en sí mismo (una vez endurecido) al que se suele dar forma con la ayuda de encofrados.
He aquí, pues, las principales diferencias entre el cemento, el hormigón y el mortero. Para acabar, conviene saber que tanto el hormigón como el mortero se pueden adquirir premezclados, secos y en saco, y casi listos para usar, pues solo precisan añadir la dosis correcta de agua. Con este formato se denominan, respectivamente, hormigón seco y mortero seco.