
Cómo usar bien un martillo
Como tantas herramientas de mano, el martillo viene sin manual de instrucciones. Pero ello ya no es excusa para aprender a usarlo bien... Has llegado hasta aquí y este breve artículo te explica cómo usar bien el martillo o la maceta.
Hay un martillo apropiado para cada tarea
Una simple piedra —primero— y un palo atado a esta con tiras de cuero —más tarde— fueron las primeras herramientas para golpear usadas por el hombre. Mucho han cambiado las cosas desde entonces... y hoy es difícil pensar en herramientas con más variantes que el martillo.
Así pues, el primer paso para usar bien un martillo es escoger el correcto para la tarea:
- usa un martillo de uña o un martillo de ebanista para clavar un clavo en madera
- usa un martillo de bola para desabollar chapa o cortar un tornillo roto
- usa una maceta para cortar piedra y ladrillo con un cincel de albañil
- usa mazo de madera para golpear un formón
- y usa un mazo de goma para golpear materiales delicados

El tamaño importa
Ya lo dice el viejo dicho: «No fuerces la herramienta, utiliza una más grande». Si se fabrican martillos con cabezas grandes y pequeñas, y mangos cortos o largos, es porque solo el martillo bien equilibrado permite trabajar sin forzar los músculos.
Materiales duros y clavos largos exigen que la cabeza del martillo tenga más gramos. Al contrario, martillos muy pesados, como la maceta del albañil, suelen tener el mango corto —y a menudo con base acampanada— para facilitar el control y evitar que la herramienta resbale de las manos.

EPI y seguridad
Cuando un metal golpea a otro metal (o a una piedra), siempre es un riesgo que pueda desprenderse una esquirla. Y en esta ocasión el tamaño de la partícula proyectada no importa, ya que aun las más pequeñas pueden dañar los ojos.
Por tanto, antes de usar un martillo:
- Inspecciona la herramienta en busca de grietas, defectos, áreas debilitadas que puedan desprenderse.
- No golpees materiales duros ni herramientas de acero templado (un cincel) con un martillo blando (como el de uña).
- Ponte siempre el EPI apropiado: gafas de protección ocular, pantalla facial, etc.
Además, comprueba que la cabeza del martillo esté bien unida al mango. En caso contrario, refuerza la unión con una cuña metálica. El truco de meter el martillo en agua para que se hinchen las fibras también suele dar resultado.
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el trabajo explica que la cuña de refuerzo del martillo debe introducirse oblicuamente. Además, el documento sugerido especifica medidas preventivas adicionales, no solo acerca del uso de martillos, sino de herramientas manuales en general.
La técnica. Cómo se usa bien un martillo
Es un error —y un horror— sujetar el martillo desde la parte alta del mango, es decir, cerca de la cabeza. Una pista del punto óptimo de sujeción la aportan las empuñaduras revestidas en goma.
De hecho, se transmite más fuerza a la cabeza del martillo —y, por tanto, al cortafríos o al clavo— aplicando un movimiento de vaivén. Trata de balancear la herramienta y presta atención a estos puntos:
- Considera el martillo una extensión de tu brazo.
- El pivote o fulcro de la palanca debe ser tu codo, nunca la muñeca.
- El cotillo —parte plana de la cabeza del martillo— debe golpear perpendicularmente el clavo o la herramienta de corte (en ángulo de 90º).

Algunos consejos sobre clavos
Dice así la regla de oro para elegir el largo de un clavo:
Dos terceras partes de la longitud del clavo deben quedar incrustadas en la pieza de soporte.
Más claro: el clavo debe ser el triple de largo que el grosor del objeto clavado. Por ejemplo, escoge un clavo de 36 mm para clavar un rodapie de 12 mm.
Si la posición de los clavos en la madera es importante, puedes usar una escuadra combinada a modo de gramil para trazar una línea. Puedes usar lápiz o cuchillo de marcar para trazarla.
Acto seguido, sujeta el clavo bien perpendicular a la superficie entre los dedos índice y pulgar. Ahora bien: abre primero un agujero guía con taladro y broca para madera en maderas duras y en los extremos de las tablas para prevenir que la madera se astille.

El primer golpe es el más importante. Sin mover los dedos del clavo, golpea despacio, apenas lo justo para que se tenga en la madera. ¡Ahora sí! Descarga un par de golpes certeros de martillo para introducir el clavo y dejarlo enrasado con la superficie.
Si deseas ocultar el clavo y rellanar el hueco con masilla, usa un botador para hundir ligeramente su cabeza. El diámetro del botador debe ser solo un poco más pequeño que el de la cabeza del clavo.
Para acabar, si los primeros golpes han ido mal, utiliza las uñas del martillo para enderezar el clavo. Pero antes de apalancar, coloca un mártir de madera bajo la cabeza para proteger la superficie.