¿Para qué sirve un trépano?
No existe un único tipo de trépano. El trépano tricono, por ejemplo, perfora pozos en suelos de roca dura. Esta es una herramienta de corte hueca. Por su interior pasa un fluido de corte que sale a chorros por la cabeza para refrigerar el metal y a la vez arrastrar la roca molida.
Distinto es el trépano de arco, o de bailarina, utilizado para la escultura en piedra. Miguel Ángel lo usó en el David (1504), aunque luego lo abandonó por considerar que eso era hacer trampas. Los neurocirujanos, por su parte, usan trépanos quirúrgicos para abrir orificios en el cráneo (es decir, trepanar cabezas). Sobre el misterioso trépano de Egipto... aún se especula.
Y luego está el trépano de carpintero. Este último es el sometido a examen.
El trépano de carpintero
En carpintería trépano no es sino otro nombre para el taladro manual de manivela. Este es, junto al berbiquí y la barrena, otro de los instrumentos de carpintero clasificados como herramientas para perforar, pues tal es su función: practicar orificios.
En el Museo Etnográfico de Cantabria se pueden ver dos trépanos de carpintero: uno de pecho y otro con empuñadura. Pero he aquí otro trépano contemporáneo, en este caso con doble empuñadura y manivela:
Hoy desplazado por el taladro de batería —que brinda más potencia sin restar libertad por carecer de cable— el trépano fue (y sigue siendo) una valiosa máquina para taladrar maderas blandas; eso sí, con brocas más bien pequeñas. De los demás agujeros... ¡ya se encarga el berbiquí!
¿Cómo se usa el trépano?
Se distinguen en el proceso de taladrado dos movimientos: lineal uno, giratorio el otro. Llamamos movimiento de avance al empuje de la broca y movimiento de corte a la rotación de la herramienta. Pues bien: el trépano permite controlar ambos.
Sin embargo, antes de ponerse a trepanar nada, antes se ha de sujetar la herramienta en el portabrocas. ¡Y aquí empiezan los problemas! Porque la mecánica del trépano conecta el eje con el disco dentado encargado de imprimir velocidad a este. Lo que significa que al girar el portabrocas... ¡lo hará también la manivela!
Así pues, en primer lugar, se inmoviliza la manivela con una mano mientras se cambia la broca con la otra. En segundo lugar, se pega una cinta (cinta de carrocero, por ejemplo) en la broca para señalar en qué punto se alcanza la profundidad deseada.
En tercer lugar, ahora sí, se coloca la punta de la broca de centrar sobre la pieza. Una mano a la empuñadura. La otra a la manivela. La primera controla el movimiento de avance. La segunda, con ventaja mecánica gracias al engranaje, la velocidad.
Se trata pues, de abrirse paso a través del material, poco a poco. Sin prisa, pero sin pausa. Ahora bien: es capital en todo momento mantener el trépano perpendicular para evitar que el taladro salga ovalado.
Un consejo para taladrar metales con el trépano
Un pequeño consejo para acabar. Con la ayuda de un granete, el trépano también sirve para taladrar metal. Pero ¡atención a la salida de la broca!
Las brocas para metal son frágiles. Para evitar que se partan, es buena práctica horadar en dos fases. Una vez asome la punta de la broca por la parte inferior de la pieza, será el momento de voltearla y acabar el agujero desde el otro lado.