20 herramientas de mano básicas para llevar en tu caja de herramientas
¿Preparando tu primera caja de herramientas? Si antes que un maletín completo prefieres comprar una caja de herramientas vacía —ya sea para elegir tus propios instrumentos o porque buscas útiles de calidad—, sabes muy bien que seleccionar utensilios no es tarea sencilla.
Así pues, para facilitar tu búsqueda, he aquí una pequeña lista con 20 herramientas de mano básicas. Usados en casi cualquier oficio, se trata de útiles que por su versatilidad deberían llevarse en toda caja de herramientas.
- Sobre la importancia de la caja de herramientas
- La ventaja de seleccionar tus propias herramientas
- 20 herramientas manuales que llevar en la caja de herramientas
- Metro o cinta métrica
- Nivel torpedo (nivel de burbuja pequeño)
- Destornillador de estrella
- Destornillador plano
- Portapuntas y puntas de atornillar
- Minicarraca de ¼"
- Martillo de uñas
- Cúter de hoja retráctil
- Llave inglesa
- Alicate universal
- Alicate de puntas finas
- Lima y escofina
- Juego de llaves Allen
- Cortafríos
- Maceta
- Linterna
- Sierra para metales
- Tijeras
- Herramienta de trazar
- Punzón
- Completando la caja de herramientas...
- Seguridad en el uso de la herramienta de mano
Sobre la importancia de la caja de herramientas
Aunque no es del todo exacto, suele decirse que el uso de herramientas es un rasgo exclusivo del homo sapiens. Lo cierto es que la tecnología, las máquinas y las herramientas son muy importantes para el ser humano. No en vano, las usamos cada día. No en vano, dependemos de ellas. Con todo, la caja de herramientas no siempre recibe la debida atención.
Al seleccionar las herramientas que se llevan en la caja, se acotan también, de modo irremediable, las tareas abarcables. Por supuesto, siempre cabe efectuar ciertas reparaciones y trabajos con útiles improvisados, con herramientas a nuestro alcance que hacen las veces de las específicas, a veces de forma poco ortodoxa.
Pero hay ocasiones en que resulta casi imposible salir del apuro sin el útil apropiado. Y, así, en el empeño por salir del aprieto, destruimos la herramienta improvisada o el material. ¡Y en el peor de los casos ambos!
La ventaja de seleccionar tus propias herramientas
Por tanto, componer la caja de herramientas, sin ser cosa fácil, es clave para el éxito.
El maletín completo es un buen punto de partida para aspirantes a manitas. Constituye sin duda un primer kit de bricolaje. Sin embargo, el bricolador novel descubre más pronto que tarde que al típico maletín de herramientas domésticas siempre le falta algún útil. ¡O le sobra!
Una solución eficaz a lo anterior consiste en comprar una caja de herramientas vacía y llenarla con aparejo básico. Así pues, esta breve guía enumera herramientas básicas que en nuestra opinión toda caja de herramientas debería llevar.
20 herramientas manuales que llevar en la caja de herramientas
Metro o cinta métrica
Esencial en bricolaje, la cinta métrica hace falta para todo. Si vas a colgar unos cuadros, sin duda necesitas taladro percutor y tacos. Ahora bien, ¿cómo distribuirlos en la pared sin metro? Por otra parte, si se trata de construir un estante de madera para libros, ¿existe mejor útil que el metro para trazar el corte?
El metro solo sirve para medir. Sí. Pero se puede afirmar sin exagerar que es una herramienta indispensable en cientos de tareas. A saber: alicatar el baño, forrar con friso el desván, instalar suelos de tarima flotante, fabricar muebles a medida...
¿Qué flexómetro comprar? Compra un metro de 3, 5 u 8 m. Con tope tradicional o magnético. En centímetros o en pulgadas. Con freno o sin él. Lo importante es que no falte en tu caja de herramientas.
Nivel torpedo (nivel de burbuja pequeño)
—¿Cómo hago para nivelar un cuadro?
—Pon un nivel sobre el marco. Tantea hasta que la burbuja quede entre las dos rayas.
El nivel torpedo es un nivel de burbuja pequeño y corto, con extremos redondeados. Su base suele ser magnética. Y apenas ocupa espacio en la caja de herramientas. Conviene llevarlo en ella, por varios motivos:
Primero, un nivel de burbuja largo no cabe en una caja de herramientas estándar. Segundo, en espacios estrechos solo los niveles láser y torpedo son capaces de aplomar. Tercero, si precisas más fiabilidad al nivelar (en trabajos de albañilería o carpintería, por ejemplo), siempre puedes alargar la superficie de referencia. Para ello solo has de ponerlo sobre una regla tubular de obra.
A propósito, ciertos niveles torpedos cuentan con una ranura en V la suela. Dicha muesca te ayuda a nivelar tuberías, barras de cortinas y otros objetos cilíndricos.
Destornillador de estrella
Antes que nada, ¿qué es un destornillador de estrella? Así lo llama el común de los mortales. Los puristas lo conocen como destornillador cruciforme, esto es, de ranuras en cruz. Los más tiquismiquis, quienes consideran el ángulo de la cabeza y el número de muescas (cuatro u ocho) lo designan, con pleno rigor, por su nombre propio: Phillips o Pozidriv.
Pues bien, ¡ninguna caja de herramientas es tal si no cuenta con un buen destornillador de estrella! ¿Te has de quedar solo con uno? Elige un destornillador de cabeza Philips del n.º 2 (PH2).
Destornillador plano
El destornillador plano no es familiar directo del de estrella. Pero sí hermano de sangre de él, como lo fueron desde la infancia los emperadores mongoles Gengis Kan y Yamuja. Amigos íntimos y compañeros inseparables, destornillador plano y cruciforme no viajan nunca el uno sin el otro.
Por eso, cualquier caja de herramientas decente debe llevar cuando menos un destornillador recto de tamaño mediano. Y si lo acompañan sus hermanos menores y mayores, pues mejor que mejor.
A propósito, ¿te has fijado en el collarín hexagonal que ciertos destornilladores planos presentan en la base del vástago? La tuerca hexagonal te permite incrementar la fuerza de giro por medio de llave fija o inglesa (de la que pronto hablaremos).
Portapuntas y puntas de atornillar
A lo largo de sus cinco siglos de historia el destornillador se las ha visto con muchos tornillos. A los de ranura plana y doble ranura cruciforme hay que sumar los Torx, los Robertson y los Allen. Eso por no mencionar las cabezas de seguridad, raras todas, y algunas de ellas exóticas de veras. Y cada tipo de tornillo... ¡en varios tamaños de punta!
Así que, en la práctica, la enorme variedad de tornillos impide contar con un destornillador específico para cada forma y tamaño de cabeza. He aquí, entonces, el papel del destornillador portapuntas en la caja de herramientas. No tan compacto como él, pero mucho más funcional, el destornillador de carraca agiliza el atornillado sobremanera, gracias a su mecanismo de trinquete.
Recuerda, en ambos casos esta herramienta debe ir acompañada por un juego de puntas para atornillar.
Minicarraca de ¼"
Por exceso o por defecto, el espacio siempre se las apaña para dar problemas. Durante el montaje de muebles es más común lo segundo. No es raro, por ejemplo, montar una pieza al revés. Y miente quien afirme que nunca se equivoca. Llegado el caso, el resto de partes del mueble —guías de cajones, baldas, travesaños, molduras, bandejas— impiden a menudo corregir el fallo.
¡Calma! Quizás no haga falta desmontar el mueble. Una opción para evitar volver a la casilla de salida consiste en usar un destornillador cabezón, útil capaz de llegar a lugares muy recónditos gracias a su varilla corta. Otra posibilidad es recurrir a una llave de carraca pequeña.
La minicarraca de ¼ de pulgada reproduce en miniatura el set de vasos para mecánica automotriz. La cajita —que cabe en la palma de la mano— incluye, además de la llave: puntas, vasos, adaptador de cuadradillo y un portapuntas que hace las veces de extensor. Se trata, pues, de una herramienta ideal para poner y quitar tornillos en lugares de muy difícil acceso. Eso sí, siempre que su par de apriete sea muy limitado.
Martillo de uñas
En 2001: Una odisea del espacio un hueso de homínido, usado como martillo rudimentario, se esfuma de la pantalla para dar paso a una nave espacial. Se considera una de las mayores elipsis temporales de la historia del cine.
El ser humano, por su parte, ya usaba percutores de piedra desde la prehistoria. Como en la película, cientos de miles de años hicieron evolucionar esta primitiva herramienta. Primero se ató la roca a un palo, más tarde se cambió piedra por metal; así, dio lugar al martillo actual.
Pero existen muchos tipos de martillo... ¿Cuál llevar en la caja de herramientas? Si tienes que quedarte con uno, elige el martillo de uñas, también llamado martillo de carpintero y martillo de orejas. Por una razón: sirve para clavar y quitar clavos, y también es útil para golpear.
La cabeza del martillo rara vez se afloja si su mango es de fibra de vidrio. Por su parte, el revestimiento de goma en la empuñadura amortigua los golpes y ayuda a prevenir una típica lesión de ebanistas y carpinteros: la epicondilits o codo de tenista. También eficaz, y a menudo más barato, es el martillo de uñas con mango de madera.
Cúter de hoja retráctil
Aunque no deje de ser un cuchillo de hoja desechable y carcasa plástica —metálica en los mejores modelos—, el cutter es una herramienta muy valiosa en bricolaje. Resulta de gran provecho por su ligereza y porque su cuchilla corta con rigor y precisión un sinfín de materiales.
Este instrumento es ideal para cortar suelos de corcho y paneles de revestimiento decorativos, asimismo el cúter es útil para abrir los propios paquetes. A modo de cuchillo de carpintero, permite marcar madera antes de serrarla a contrahilo y evitar, de esta manera, dañar sus fibras. Goma, linóleo, tela asfáltica, cartón o papel tampoco son rivales para el cúter.
¿Qué cúter elegir para tu lote de herramientas? Los de hoja en trapecio brindan dos extremos afilados. Aquellos con cuchilla recta tronzable posibilitan renovar el filo de la punta a medida que se desgasta, para ello solo has de romper sus segmentos. Usado como herramienta para empapelar paredes, por ejemplo, previene que las fibras de papel pintado se desgarren al cortarlo.
Llave inglesa
¿Cómo llaman los ingleses a la llave inglesa? Pues con un nombre que describe mejor la herramienta: llave ajustable. Curiosamente, la primera patente del invento no es inglesa. El americano Solymon Merrick, de Springfield (Massachusetts), la registró el 17 de agosto de 1835.
La llave inglesa, en efecto, dispone de una mandíbula ajustable que permite apretar y aflojar tornillos y tuercas con distintos tamaños y formas de cabeza (hexagonal principalmente pero también cuadrada). Si bien para este menester son más apropiadas las llaves fijas, por su menor riesgo de deslizarse y redondear la cabeza esta herramienta todoterreno ofrece una ventaja evidente: apenas ocupa espacio en la caja de herramientas.
Por cierto, ¿cómo se usa la llave inglesa? Tirar de ella es mejor que empujarla. Además, se reduce el el peligro de dañar tuercas y tornillos si la fuerza se aplica sobre la boca fija.
Alicate universal
¿Quién se atreve a negarlo? Los alicates son útiles primordiales en toda caja de herramientas. La enjundia del alicate universal reside en su aptitud para sujetar todo tipo de piezas y a un tiempo cortar cable, alambre, bridas eléctricas, cuerda o tacos de plástico. ¡Ahí es nada!
Esta herramienta presenta tres zonas bien diferenciadas:
- Prensa recta. Situada en el extremo, resulta útil para sujetar chapas, pletinas y partes planas en general.
- Mordazas ovaladas. Como las anteriores, proporcionan por su textura estriada un buen agarre; sirven para inmovilizar piezas cilíndricas o curvas (o estirar de ellas).
- Bocas afiladas. Ideales para cortar alambre y cable eléctrico, e incluso pelarlo en ausencia de alicates pelacables (específicos para esta labor).
El alicate universal te saca de un millón de apuros. Es vital, por ejemplo, para impedir que las tuercas de pequeños tornillos giren al apretar estos con el destornillador. ¿Necesitas fabricar un gancho casero? ¡No tienes más que doblar alambre grueso con el universal! A falta de tenaza de engastar, te sirve para acoplar un conector simple al terminal de un hilo eléctrico.
En suma, la lista de tareas de la que el alicate sale airoso es infinita. Por eso vale la pena llevarlo en la caja de herramientas.
Alicate de puntas finas
Alicates de pico de cigüeña y alicate puntiagudo son solo dos nombres del alicate de puntas finas, variante del universal en forma de pinzas. Solo él permite llegar a huecos estrechos y cavidades inalcanzables con la mano. De ahí que los fabricantes del maletín completo de herramientas suelan incluir este útil en la caja.
El alicate de nariz larga, como el recto, se fabrica en distintos largos y puede presentar bocas cortacables sobre el eje. Por su anatomía, resulta de provecho en un filón inagotable de trabajos; ahora bien: los alicates de puntas finas son delicados y solo sirven para pequeñas aplicaciones. Si lo fuerzas, corres el riesgo de doblar las puntas o desalinearlas.
¡Todo poder conlleva una gran responsabilidad! No por casualidad los alicates —universal y de puntas finas— se cuentan entre las herramientas peor usadas de la caja de herramientas. En síntesis: aunque son muy versátiles, no sirven para todo. De hecho, si abusas de ellos, puedes dañar la pieza de trabajo. Pon cuidado, por ejemplo, para no redondear tuercas ni tornillos de cabeza hexagonal.
Lima y escofina
Si no fuera por el ruido, la sierra de sable y la radial serían dos magníficas herramientas eléctricas para escapar de la cárcel. Bueno, por eso, y porque se las reconoce al ocultarlas en el bolsillo del pantalón... Por su parte, el martillo de gemas que usa Tim Robbins para escapar de la prisión de Shawshank en Cadena perpetua solo sirve cuando la celda linda con el área de mantenimiento. Nos queda la lima.
La lima es fácil de esconder en una tarta. Y da gusto ver cómo se come el metal. Para desbastar velozmente unos barrotes macizos de acero, una lima redonda de picado doble (con ranuras en patrón diagonal) y grano grueso es sublime. Sin embargo, para nuestra caja de herramientas, comprar una lima entrefina plana o de media caña es posiblemente la elección más acertada.
En situaciones difíciles, una lima es apropiada para recuperar el filo mellado de una herramienta de corte (cuchillos, tijeras de podar, cortafríos de albañil). También vale un imperio para rebajar y ajustar piezas metálicas, por ejemplo, los huecos del resbalón o del cerrojo de la cerradura de una puerta. La escofina para madera, por su parte, es una especie de lima rápida útil para redondear espigas, suavizar bordes o labrar chaflanes, por ejemplo.
Juego de llaves Allen
Antaño era una llave usada casi en exclusiva por mecánicos para reparar motores de motos y ajustar los componentes de bicis. Hoy la llave Allen es esencial en la caja de herramientas, en buena parte gracias a la empresa sueca que popularizó el mueble en kit de fácil montaje.
Y es que, aunque la popular llave Ikea se incluye en cada mueble, ni mucho menos es la idónea para aflojar tornillos difíciles. Pero, además, nos hacen falta el resto de medidas. Porque, tras Ikea, son muchos los fabricantes —no solo de muebles— que han apostado por tornillos con rebaje hexagonal en la cabeza, al ser más fáciles de extraer que los de estrella.
Y hablando de medidas, las más usadas del juego de llaves Allen son las de 4, 5 y 6 mm. Existen dos tipos de juegos. Por un lado, tenemos el juego de llaves extraíbles con forma de L. Introducimos el extremo corto de la llave en L en el tornillo cuando necesitamos transmitir más fuerza. Es ideal para aflojar un tornillo duro o dar el apriete final, ya que nos permite usar toda la palma de la mano.
Por otro lado, las personas descuidadas (que parecen gozar dejando huérfanos lotes de herramientas) tal vez prefieran comprar el juego de llaves Allen desplegable. Como la navaja suiza, el kit de llaves hexagonales imperdibles tiene una ventaja añadida: la propia carcasa hace las veces de mango.
Cortafríos
Dijimos en la entradilla que la elección de las herramientas determina qué tareas podemos llevar a cabo. El poder del cincel o cortafríos es el de abrir rozas y huecos en paredes. Sin su ayuda no podremos picar, por ejemplo, la zona de azulejo recubre una toma de fontanería que pierde. Y tampoco podremos retirar una baldosa para su sustitución sin dañar las contiguas.
Sí. El cortafríos es la herramienta apropiada para abrir canales y en ningún caso hemos de usar para este menester el destornillador plano, a menos, claro, que el asunto sea capital y no tengamos a mano otro útil. Por eso, el cincel es otra de las herramientas básicas que no deben faltar en nuestra caja.
Pero ¿qué cincel es el óptimo para la caja de herramientas? Preferiblemente, el fabricado en acero al cromo-vanadio, con boca templada y doble bisel en la punta. De unos 20 cm de longitud y 15-25 mm de ancho.
Pero por muy bueno que sea un cortafríos, no podremos sacar partido de él sin nuestra siguiente herramienta: la maceta.
Maceta
Ni el destornillador sirve de cortafríos, ni el martillo de garras para golpearlo. La herramienta apropiada para golpear un cincel de albañil es la maza pequeña de una mano, en otras palabras, la maceta.
Una maceta es un martillo grande y resistente de mango corto. Corto es el adjetivo clave: permite controlar mejor el golpe. La cabeza de acero de una maceta, cuyo peso oscila entre 1 kg y 2 kg, es usable por ambos extremos. Por su parte, el mango de madera o fibra de vidrio es grueso y robusto, y suele tener base acampanada para evitar que la herramienta se escape de la mano al golpear. He aquí una maceta de 1400 g con mango de madera de haya:
La maceta es útil en todo tipo de trabajos de demolición. Habitualmente se usa para golpear sobre cortafríos y punteros, pero también es útil por sí sola; por ejemplo, para romper el faldón de azulejos de una bañera para inspeccionar el desagüe. Es la versión pequeña de la maza larga, que se usa, por su peso (3-8 kg), con ambos brazos. Ante la falta de esta, la maceta sirve perfectamente para tirar un tabique o clavar un poste en el terreno duro del jardín (eso sí, con menor eficacia).
La maceta es pesada. Pese a ello, y por todo lo anterior, la maceta es otra de las herramientas esenciales que no deben faltar en la caja de útiles para reparaciones domésticas o bricolaje. Eso sí, imposible llevarla en una caja pequeña.
Linterna
Como el machete de supervivencia que nos abre paso entre la maleza, la linterna es una herramienta que precede a las demás en muchas ocasiones. ¿Tal vez porque ilumina espacios oscuros? No solo eso (que también), ante todo, porque a la luz de la linterna las cosas se ven de otra manera...
¿Quién no ha intentado extraer un tornillo de uno de esos huecos profundos que impiden ver su cabeza? ¿Parecía ser Allen y resultó ser Torx? ¿O es que estaba pasado de rosca? Incluso cuando luce el sol, en esos espacios siempre domina la oscuridad. Pero el haz de luz de la linterna, bien dirigido, arrojará luz sobre el asunto. En cajones de persianas, en conductos y cuadros eléctricos, en el compartimento del motor del coche, en los apagones: ahí es donde la linterna se vuelve una herramienta inestimable.
Las pilas duraban poco en las siempre famélicas linternas de antaño (las de lámpara incandescente). Sin embargo, hoy las linternas de LED proporcionan una luz brillante y potente sin derrochar batería. El lumen, identificado por el símbolo lm, es la unidad que mide el flujo luminoso emitido por una fuente de luz. Cuantos más lúmenes tenga la linterna, mayor es su potencia luminosa.
Sierra para metales
La caja de herramientas no está completa si falta en ella una sierra para metal, aunque sea pequeña, como el miniarco de sierra. Vale también el mango aislado ajustable que sustenta la hoja en una mínima estructura. Dicho útil te servirá para cortar barras metálicas huecas (armarios de ropa, cortinas) o macizas (varillas roscadas, tornillos).
Los pequeños dientes de una hoja de sierra para metal cortan hierro, acero, aluminio, cobre. Pero también plástico, materiales blandos e incluso cuerda y cable eléctrico. Si bien no es la herramienta indicada, llegado el caso, la sierra para metales corta incluso molduras y listones de madera. Eso puede sacarte del apuro a la hora de montar una mosquitera, por ejemplo.
Bimetálica o de acero al carbono, la hoja de la sierra corta sin dificultad tornillos con la rosca dañada, tuberías, clavos, pernos, bisagras... Un consejo: en espacios realmente reducidos cabe desmontar la hoja y usarla directamente. ¡Y ojo al montarla de nuevo! Los dientes deben mirar hacia delante, de modo que corte en el recorrido de avance y no el de retroceso.
Tijeras
Son pocas las cajas de herramientas completas que incluyen tijeras, pero algunas contienen entre la selección de útiles unas tijeras de cocina/oficina. Si bien eso es mejor que nada, tenemos derecho a unas tijeras de más entidad. Escojamos, por ejemplo, unas tijeras de electricista. Con ellas podremos cortar y pelar cables y manguera eléctrica.
Otras interesante herramienta que, de contar con ella, acabaremos tomando de la caja es la tijera cortachapas o tijera de hojalatero. Estas tijeras carecen de ojos; en sustitución de los anillos disponen de empuñadura recta. Ello las obliga, como las podadoras de jardinería, a confiarle al muelle la labor de abrir las hojas tras el corte.
Otro aspecto que diferencia a las tijeras cortachapa respecto a las de cocina y oficina es la robustez de las cuchillas. Con ellas se puede cortar chapas de latón, hojalata, cobre, y chapas delgadas de acero, pero también cartón, papel, cuerda, etcétera. Valen un imperio. ¡Te sacarán de muchos apuros!
Herramienta de trazar
El sastre marca la tela con jaboncillo de costura. El ebanista usa el cuchillo de marcar; el carpintero, el lápiz de igual nombre. El herrero, por su parte, traza el acero con la ayuda de una aguja trazadora. En suma: la necesidad de marcar el material que se trabaja es una constante.
No hemos dejado las herramientas de trazar para el final por ser menos importantes. Antes bien, si faltan en la caja de herramientas, comprometen la labor del resto de útiles. Conviene, pues, llevar en ella cuando menos un simple lápiz y a ser posible un rotulador permanente, ya que es bien sabido que el grafito no marca sobre superficies brillantes (como el vidrio, la porcelana o el metal).
Punzón
Hay quien la llama punzón. Hay quien la llama lezna. Pero nos va a dar igual su nombre. Se trata de todos modos de una herramienta esencial que no debe faltar en la caja.
El punzón consiste en un mango —unas veces de madera y otras de plástico— y una varilla de acero muy puntiaguda y afilada. Se presiona sobre madera y materiales blandos para perforar pequeños agujeros.
En efecto, la punta del punzón corta y separa las fibras de la madera. Ello sirve, por ejemplo, para sustituir al agujero guía que se taladra antes de atornillar una tabla de madera (para impedir que se raje). De igual modo, puedes usarlo para marcar el arranque del orificio antes de perforar con el taladro.
Capital para picar caucho, corcho y goma eva, el punzón es valioso por otra razón. A saber: permite marcar en la pared a través de un agujero pasante la posición de un taladro para el taco de expansión. Sustituye así a rotuladores específicos, como Edding 8850 o Pica—Ink. (La delgada aguja de la lezna pasa por cualquier agujero por estrecho que sea, pero solo sirve para marcar materiales blandos: yeso, madera, pladur).
Con esta herramienta de mano fundamental cerramos esta sección. Tu caja de herramientas ya no se verá tan vacía con esta selección de útiles, pero sería un error considerar que está completa.
Completando la caja de herramientas...
La caja de herramientas doméstica es algo muy personal. Nunca hay dos iguales. Y ni siquiera los fabricantes de cajas de herramientas completas coinciden en la selección de útiles. En esta entrada hemos esbozado un pequeño lote de utensilios, un conjunto esencial de herramientas que antes o después brindan servicio a su poseedor.
A partir de aquí, llenar la caja de herramientas es cosa tuya.
Tal vez consideres apropiado incluir un mechero, cuerda, bridas o alambre en alguno de los compartimentos de la caja. O quizás quieras guardar en ella un buscapolos, un pelacables y un multímetro o tester para reparaciones eléctricas. ¿Y por qué no un pie de rey para medir tornillos y clavos como lo hacen en tu ferretería?
Asimismo, son siempre útiles los rascadores de pintura y los cepillos de alambre; el papel de lija junto con los tacos y esponjas de lijado; los pinceles; la herramienta de sujeción: pinzas en A, sargentos en F, entanallas...
Para concluir, unas palabras sobre seguridad y salud.
Seguridad en el uso de la herramienta de mano
Bricolaje y seguridad son palabras que deben caminar de la mano. Dicen que la herramienta de mano resulta menos peligrosa que la eléctrica. No es cierto. Es indudable que para taladrar con berbiquí no hacen falta protectores auditivos; sin embargo, estacionarias o portátiles, eléctricas o manuales, el uso de herramientas siempre conlleva riesgos.
Para empezar, la protección ocular es fundamental. Al trabajar con martillos, por ejemplo, se pueden proyectar hacia ti fragmentos de material (también de la propia herramienta si es de mala calidad). Tales partículas son traicioneras: buscan siempre los ojos. Por tanto, junto a la caja de herramientas, o en su interior si caben, procura tener unas gafas de seguridad.
En segundo lugar, el riesgo de sufrir cortes y golpes es inherente a las herramientas de mano. El peligro es manifiesto al cortar con cúter o serrar con un serrucho, pero el destornillador que resbala de la cabeza del tornillo también lesionará la mano que soporta la pieza. Lo mismo pasa con alicates, pinzas, tijeras... Por eso los guantes mecánicos son otro EPI que no deben faltar junto a la caja de herramientas doméstica.
Por último, si la situación lo requiere, usa mascarilla de protección respiratoria. Lijar una mesa para pintarla, por ejemplo, parece inofensivo; sin embargo, el polvo de madera, blanda o dura, ya se ha relacionado con el desarrollo de cáncer de senos paranasales.
El capítulo de seguridad pone el punto final a esta breve guía. Si has llegado hasta aquí, ¡gracias por leer el artículo! Valóralo y compártelo si te gustó, y déjanos tu comentario. ¿Qué herramienta de las no citadas no falta en tu caja de herramientas?
Iniciándome con las herramientas, gracias por sus consejos.
Gracias, Quique. Un saludo.